El Museo de la Magia

Creado por el mago Yunke en Peñíscola.

En pleno casco histórico de Peñíscola, un privilegiado balcón abierto al Mediterráneo, como escondido entre la belleza de sus calles, aparece, como por arte magia—nunca mejor dicho— un lugar especial, un tributo a todos aquellos hombres y mujeres que en alguna ocasión nos han hecho soñar, creer en lo imposible: el Museo de la Magia, creado en 2015 por el mejor embajador en esta tierra, Yunke.

Yunke es una estrella mundial de las grandes ilusiones, su especialidad dentro del versátil y siempre sorprendente mundo de la magia. Natural de la Vilavella (Castellón) tiene un vínculo esencial con la provincia que lo vio nacer como persona y crecer como artista hasta ser el afamado mago que es hoy en día. Sus constantes apariciones televisivas, en especial en El Hormiguero (Atresmedia), han contribuido a la hora de convertirlo en un referente, especialista en la estupefacción, el sentimiento mayoritario entre cualquiera de sus espectadores.

«Yunke, un grande de los escenarios, es un creador artesano de situaciones inverosímiles que incluso para algunos compañeros de profesión son misterios difíciles de desentrañar.»

Es categórico al afirmar que «la magia me lo ha dado todo, es mi trabajo, mi pasión, mi vida» y esa plenitud personal se transformó en un lugar indispensable en cualquier visita a Peñíscola, un museo «donde quería devolverle a la magia parte de lo que me ha ofrecido» y compartirlo con los demás.

Entrar en este museo es lo mismo que viajar a un lugar en otra dimensión, esa en la que viven los conejos y las palomas antes de salir de una chistera, a donde van a parar los naipes y donde no faltan los trucos, escenas, artilugios y sobre todo las ganas de descubrir secretos. «Es un lugar donde se cuenta el esfuerzo que supone ser mago, la historia, el trabajo que hay detrás, la creatividad». Y para ello, realiza un repaso «de la época dorada de la magia, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad».

Para un castellonense convencido y enamorado de su tierra, donde tiene su residencia habitual, a pesar de pasar gran parte de su tiempo de escenario en escenario, de una ciudad a otra, en España y el extranjero, no había un lugar mejor donde ubicar su particular homenaje a la ilusión. «Peñíscola es un lugar mágico, especial, pero además es un punto de llegada de cientos de miles de visitantes», asegura.

Acompañado por un mago, como no podía ser de otra manera, el público conoce detalles de interés de los creadores de ilusiones más famosos y descubre a otros, que bien merecen reconocimiento. «Por las noches hay un espectáculo, este verano esperamos a Jandro, Jorge Blas, Murphy, yo mismo actuaré», profesionales ante los que es imposible mantener la boca cerrada.

China, Korea, Francia… Son solo algunos de los países donde sus grandes ilusiones han arrancado aplausos interminables o provocado silencios eternos, a la espera de una explicación que quizás no existe. En su maleta siempre lleva la misma ilusión del primer día y un poco de sus raíces, un Mediterráneo que, sin duda, inspira la emoción de cuantos tienen la oportunidad de ser testigos de su magia, en el museo que un día decidió abrir para el disfrute de aficionados y profanos en la materia, o en cualquier escenario en el que se encuentre. 

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