El rey moro Zeit Abu Zeit estuvo al mando del castillo de Cirat antes y después de la reconquista de Jaime I, quien lo convirtió en aliado para su objetivo de la toma de València. Los musulmanes hicieron de la Sierra de Espadán y la comarca del Alto Mijares su principal bastión ante la expansión del dominio cristiano. Ellos valoraron, durante siglos, la riqueza de estas tierras que mezclan los caminos del agua, los pequeños pueblos y la historia. Un refugio verde a menos de 1 hora de la ciudad de Castellón, quedando casi en centro geográfico de la comarca.
Rodeada de montañas que rozan los 1.000 metros de altitud y con una zona de huertas mimadas por el paso del río Mijares, Cirat es una de las mejores opciones para quienes quieran disfrutar de la naturaleza, de momentos de desconexión o de la práctica del turismo activo y otras actividades deportivas. Su nombre, Cirat, significa “camino” o “senda” en árabe.
Fuentes, saltos y pozas donde refrescarse
De sobra es conocida la maestría de las comunidades árabes a la hora de introducir mejoras hidráulicas y aprovechar el agua del entorno. En Cirat pudieron hacerlo gracias a la presencia del río Mijares, pero también por las numerosas fuentes y manantiales que salpican el término municipal como las de El Madroñal; Umbría; Crespo; La Salud; Jarica, entre muchas otras.
Pero si tuviéramos que hacer una fotografía de algún lugar relacionado con el agua en Cirat, sería en el conocido Salto de la Novia y su poza. Nos deberemos desviar unos 3 km del núcleo urbano para encontrar este rincón mágico, en el Barranco de Las Salinas. Su nombre viene dado por una historia de amor de leyenda, en tiempos de las Guerras Carlistas.
Castillo y Torre del Conde
No faltan tampoco los motivos históricos y patrimoniales para acercarse a visitar Cirat. Las ruinas de su castillo son tal vez los restos más representativos de una parte importante de la tradición del municipio. De origen musulmán, perteneció a Zeyt Abu Zeyt y estuvo habitado hasta la expulsión de los moriscos en 1609. Todavía hoy podemos apreciar parte de los lienzos de las murallas, así como de una torre e incluso un antiguo aljibe.
Paseando por las calles de Cirat, no tardaremos en percatarnos de la herencia musulmana en sus formas sinuosas y serpenteantes, sus casas encaladas y las fuentes que aparecen en diferentes puntos del casco urbano. En su Plaza Mayor nos encontramos con la imponente “Torre del Conde”, que fue parte de un antiguo palacio del que no quedan restos. La torre cuenta con dos plantas, y en la superior estaría la zona noble y conectaría con el antiguo palacio, mediante un puente de tipo levadizo. En sus paredes aparece el escudo de los Vilarig, Condes de Cirat, gracias a la creación del condado por deseo del rey Felipe IV en el siglo XVII. Esta torre fue utilizada de manera habitual como prisión.