Tras la pérdida de Tierra Santa, los Templarios, se trasladaron a occidente. El Maestrazgo (nombre que proviene del Maestre de la Orden), fue el territorio con mayor presencia de estos monjes guerreros. De hecho, la intervención de esta orden militar fue decisiva para la reconquista cristiana. Los templarios fueron el brazo armado de los reyes desde el siglo XII. Su fidelidad y valentía les valieron por ello, la donación de múltiples propiedades en tierras, castillos y villas.
La historia de los templarios está llena de leyendas, de claroscuros, de pasajes singulares, de batallas. Cada uno de esos episodios, podría ser el argumento de una novela, en la que no faltarían: ni la fe, ni la guerra, ni la magia, ni el amor.
La provincia de Castellón está llena de esos vestigios del medievo. Desde Peñíscola hasta Burriana, el territorio de salpica de lugares maravillosos que te pueden transportar a aquellos tiempos.
Te invitamos a seguir sus pasos y recorrer, a través de rutas señalizadas, villas, castillos y sendas repletos de riquezas patrimoniales y leyendas. El valor histórico y patrimonial es tal, que se ha valido el rodaje de una serie exclusiva en Canal Historia.
Peñíscola
En 1294 y tras la permuta con las posesiones de Tortosa, la Orden del Temple se hace cargo de Peñíscola y su castillo convirtiéndolo en sede de su Encomienda. Coronando el peñón, el castillo fue construido, siguiendo los conocimientos arquitectónicos templarios que, según cuentan utilizan las fuerzas telúricas para elevar la espiritualidad del recinto. Sus muros de 20 metros de altura media y más de dos metros de grosor al viajero. El magnífico castillo ofrece un magnífico estado de conservación y se pueden visitar estancias como la cisterna, el Salón del Conclave, la antigua bodega del castillo, el patio de armas, la capilla, el salón gótico y hasta el laboratorio alquímico. Los expertos cuentan que se hizo a semejanza del templo de Salomón.
Xivert
En 1233, Jaime I entregó la propiedad de este castillo a los Templarios como pago a su apoyo en la conquista de estas tierras. El conjunto abarca 8000 m2, donde se pueden observar perfectamente la Celoquía o fortaleza templaria; el Albacar, que servía de refugio a la población en caso de ataque y, los más de 100 metros de muralla de tapial en la que aún se conserva una de las inscripciones árabes. Además, recientemente se ha encontrado una de las escasas pinturas gráficas realizadas en época templaria.
Situado a 381 metros sobre el mar, desde el castillo se controlan la Sierra de Irta y el llano con las alquerías de Almedeíxer, Castellnovo y Alcossebre.
Culla
Culla, una población pequeña y en medio de un paisaje duro y agreste, fue la última posesión que la Orden del Temple adquirió, en 1303, antes de su desaparición. Muchos apuntan que la orden la compró para controlar ciertas fuerzas telúricas que la sitúan en los ángulos de la cruz templaria peninsular. O tal vez fue por ser refugio de cátaros. Nadie lo sabe. Hoy, en el casco histórico de Culla, podemos visitar las ruinas del castillo templario, la Casa Abadía o el Antiguo Hospital, ahora museo histórico. Pero tampoco podemos perdernos ni El Perxet (porche siglo XIV), la Iglesia del Salvador, la plaza del Pardal, la torre de Fray Pere, el Calvario o la presó (prisión medieval que eriza la piel a quien se atreve a adentrarse en sus pasadizos).